viernes, 28 de marzo de 2014

Vogue y la mentira de la inclusión

Hace unas semanas, los medios de moda se hicieron eco de una polémica opinión de Alexandra Shulman, editora jefe de Vogue UK. Shulman dijo en un programa de radio conducido por la cantante inglesa Lilly Allen que nadie quiere ver personas reales en las revistas de moda. ¿Nadie? ¿Quién es nadie? Yo sí quiero. ¿Vos?

Más allá de la implicancia que esta frase tenga - Shulman se excusó diciendo que Vogue es una revista de fantasías y sueños, un escape de la vida real - la realidad es que otra Vogue, la de USA, sí incluye a personas reales. En la edición de abril, la que tiene a Kim Kardashian y Kanye West en la portada, entrevistan a Mindy Kaling, una actriz comediante que tiene un exitoso programa de televisión, The Mindy Project. 

¿Qué convierte a una persona en 'real' para una revista de moda? Supongo que el peso, el color de piel, la estatura, la tersura de su piel, el brillo de su pelo. Es una obviedad decir que todos somos reales, incluso las modelos. Lo que se critica cuando se habla de exclusión y de presión social por verse de tal manera, es que las revistas ofrecen solo UN modelo de identificación. Y ese modelo suele medir 1,90, pesar 50 kilos, tener la piel de porcelana y oler a lavanda de los prados suizos.

A simple vista, la iniciativa de incluir a Mindy Kaling en la edición de abril podría ser considerada como un progreso para Vogue. Pero no lo es. ¿Por qué? Por las palabras que usan para definirla. Ya desde el título se nota el trato diferencial que tienen con ella: Mindy habla sobre vestirse con confianza. ¿Acaso si Mindy se viera como Kate Moss resaltarían el tema de la confianza a la hora de vestirse? Claro que no. Resaltan el temita de la confianza porque Mindy tiene unos kilos de más y es necesario tener el autoestima alta para ser gordita y ponerse una falda taaaan ajustada.

En la bajada del artículo hay otra palabra que la define de manera discriminatoria: 'curvilínea'. No hace falta destacar que la muchacha tiene curvas, todos las estamos viendo. Esto es totalmente discriminatorio porque cuando se trata de una modelo, Vogue no la define como 'flaca', 'escuálida' o 'bolsa de huesos'. Simplemente dan por sentado que esa es la norma: ser extremadamente delgada. Por eso lo omiten.

Incluso peor, la nota comienza con una cita textual de la actriz: "Siento lo mismo por la ropa que por la comida. Quiero todo". Título, bajada y comienzo del artículo, todas las partes principales hablan encubiertamente - y no tanto - sobre el temita de que Mindy está unos kilos excedida.

Más adelante en la nota, Mindy habla sobre su peso y explica que siempre está subiendo y bajando. Esto implica que si Mindy habló, es porque la periodista le preguntó al respecto. En un momento, la actriz asegura que nunca quiso ser delgada: "Hay muchas cosas que cambiaría de mí. Por ejemplo, siempre estoy intentando perder seis, siete kilos. Pero nunca necesité ser flaca, no quiero ser flaca".

Es necesario tener los ojos bien abiertos y saber leer qué es lo que nos están diciendo. A simple vista, el artículo sobre Mindy Kaling podría ser considerado inclusivo, pero no lo es. A lo largo de la nota, se evidencia que Vogue la considera una outsider, un sapo de otro pozo. Para ser una chica Vogue debería aclararse la piel, teñirse de rubia y usar tacos de 30 centímetros. Y bajar unos kilitos, claro.

Foto de Vogue USA, edición abril.


Mandy visita el closet de Vogue y se prueba todo. 















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